Oído musical… ¿Se nace o se hace?

Jun 10, 2024 | Estilo de vida

Está demostrado que escuchar música desde que se es un bebé produce una activación de la corteza cerebral, concretamente de las zonas frontal y occipital. Esto contribuye, entre otros beneficios, a aumentar la capacidad de memoria, la atención y la concentración de los niños, a mejorar su habilidad para resolver problemas matemáticos o a fomentar la creatividad y la imaginación infantil. Si además esta actividad se combina con el baile, se estimularán los sentidos, el equilibrio y el desarrollo psicomotor. Por este motivo, la educación musical en los niños ha adquirido un papel muy relevante en los últimos años.

Según los expertos, la iniciación auditiva en la música comienza en el vientre de la madre, ya que, desde los cinco meses de gestación, el bebé es capaz de distinguir voces y sonidos. Es a través de la voz de su madre y de las canciones que ella le tararea, como el pequeño puede sentir la vibración de las resonancias del canto. También está demostrado que cuando en el entorno de la madre se escucha música clásica, el bebé la percibe, y esto contribuye a que se sienta más tranquilo y relajado.

Los primeros años de vida del niño van a ser clave para ayudarle y reforzarle en la adquisición del oído musical, por lo que se le debe continuar ofreciendo estímulos melodiosos.

Como en casi todos los aprendizajes, la imitación juega un papel fundamental. Para ello, es necesario convivir con la música el mayor tiempo posible y fomentar el gusto por las melodías y los instrumentos. Los padres, en estas edades, son un fuerte referente, y sus acciones condicionarán las de los pequeños, que intentarán copiarles en busca de su aprobación. Es el momento de introducir instrumentos sencillos con los que el niño se sienta cómodo y que le inciten a reproducir ritmos y melodías fáciles de recordar, como las canciones infantiles.

Una vez inculcado el gusto por la música y desarrollado el oído musical, la edad recomendada para que los niños comiencen a tocar un instrumento oscila entre los tres y los cinco años, ya que en este período la evolución neuronal permite un aprendizaje mucho más rápido y natural. Seguro que a todos nos vienen a la mente esos pequeños genios musicales que fueron Beethoven y Mozart, que tocaban con gran virtuosismo la clave, el violín o el piano con tan solo cuatro y seis años respectivamente, haciendo gala de un privilegiado sexto sentido musical.

¿Se nace o se hace?

La pregunta sobre si el oído musical se nace o se hace tiene múltiples respuestas y depende de varios factores. La predisposición genética puede influir en la facilidad con la que una persona puede desarrollar habilidades musicales. Sin embargo, el entorno juega un papel crucial. La exposición temprana a la música y un entorno estimulante son esenciales para cultivar y fortalecer el oído musical. Aunque algunos puedan tener una inclinación natural hacia la música, todos pueden beneficiarse enormemente de una educación musical temprana y continua.

Conclusión

La combinación de predisposición genética y un entorno musicalmente enriquecedor puede crear músicos talentosos. La educación musical desde una edad temprana no solo potencia habilidades cognitivas y motoras, sino que también enriquece la vida emocional y social de los niños. Así que, ya sea que se nazca con el don o se desarrolle con el tiempo, la música tiene el poder de transformar vidas.

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